«Todos somos ciborgs»: Amber Case y la ciberantropología


Cyborg

Cyborg

Cuando uno oye hablar de ciborgs, se le viene a la mente seres mitad humanos y mitad robots, con un aspecto como los terminators de las películas del mismo nombre (pero en realidad estos son androides), o diversas variaciones de grado en la misma combinación, a veces más robot, a veces más humano, aunque realmente más ciborg serían El hombre nuclear, el protagonista de una vieja serie de los setentas y el famoso Robocop de la película del mismo nombre de los ochentas.

Así pues el ciborg vendría a ser aquel ser humano que ha visto sus capacidades físicas o mentales aumentadas por la sustitución de partes de su cuerpo por otras robóticas, de mayor poder y resistencia. Imaginarán que la primera vez que oi esta frase «Todos somos ciborgs», me pregunté cómo podría ser eso. Más aún estando asociada a otro término hasta ese momento extraño para mi: Ciberantropología.

Aunque tenía una idea aproximada, no supe realmente qué era la ciberantropología hasta que lo busqué en la Wikipedia: «una rama de la antropología sociocultural que estudia sistemas cibernéticos y la relación entre humanos y nuevas tecnologías. La ciberantropología, a diferencia de la etnografía virtual, estudia la relación del ser humano con las tecnologías, […] Por ende, la ciberantropología centra su atención tanto en contextos Online, como en fenómenos tecnológicos como lo pueden ser el estudio de dispositivos de uso masivo […] hasta la fusión del hombre con la máquina como es el caso de los cyborgs.» Además añaden:

La antropología tiene hasta el momento tres aproximaciones en el mundo de las Nuevas Tecnologías, siendo la ciberantropología una de ellas. La primera es la etnografía virtual, cuya mayor exponente hasta el momento es Christina Hine. La etnografía digital es la segunda propuesta. La tercera propuesta es la ciberantropología, la cual retoma su nombre del libro escrito por Arturo Escobar [1] «Bienvenidos a Cyberia». Recientemente ha aparecido el libro «Ciberantropología, cultura 2.o» de Alfonso Vázquez[2], que aborda el tema de manera concisa.

Obviamente acá nos referiremos principalmente a la tercera opción. Sin embargo aunque esta pequeña aproximación al tema publicada en el diario argentino La Nación trata sobre las tres variantes, este párrafo aporta mucho a comprender la ciber antropología: «la forma como los individuos y las comunidades se apropian del ciberespacio, las alteraciones que la tecnología digital provoca en su cotidiano, las diferentes identidades desempeñadas en la comunidad virtual, la influencia de la comunidad virtual en la real (y viceversa).»

Me resultó curioso enterarme (en la Wikipedia en castellano) que se debe a un colombiano la denominación de ciberantropología (por ahí se lo imputan a otro, me parece.) Y la razón es que fue en Colombia que pude conocer a una ciberantropóloga: Amber Case. Pero antes de conocerla, googleé sobre ella. Lo que más me llamó la atención en primera instancia fue su charla TED. Acá la pongo para que la vean también:

Carlos Casuso de El blog de Método resume la charla de esta forma:

Case parte de la idea de que la tecnología está haciendo evolucionar (en el sentido más literal del término) la naturaleza de los seres humanos. Estamos dando un paso evolutivo desde el homo sapiens hacia algo así como un homo sapiens mira-pantallas que interactúa con el mundo haciendo ‘clics’. Se puede decir que hoy prácticamente dependemos de “cerebros externos” (ordenadores, móviles…) para comunicarnos con otras personas, recordar nuestro pasado, o incluso “vivir” biografías secundarias paralelas. En su ponencia Case se plantea la siguiente pregunta: ‘Estas máquinas, ¿van a ayudarnos a mejorar como seres humanos o, por el contrario, van a doblegarnos?’

Probablemente si alguien es un nativo digital, Amber lo sea por derecho propio. Quizás no haya nacido con un celular en la mano pero parece que rápidamente hizo de las computadoras una parte de si misma. A modo de anécdota copio parte de esta entrevista de Technocult del 2010, donde Case, hablando de artefactos digitales y la fragilidad de la data, cuenta (la mala traducción es mía):

Case – Un problema es que las máquinas no se vuelven más pesadas cuando ponemos data en ellas. Lo cual es extraño, por que la información tiene peso en la vida real.
Entrevistador -Es curioso que digas eso. A veces cuando borro montones de cosas de mi laptop, siento como si quedara más ligera, en serio. Se que no es así, pero es lo que me parece.
Case – Es interesante la forma que lo dices- es una señal de que tus sentidos están enlazados a luna máquina – que tu máquina se ha convertido en una clase de cerebro externo. La primera vez que mi computadora se malogró sentí que había perdido la mitad de mi cerebro.

Esta otra entrevista de Simone Cicero del mes de julio de este año en Meedabyte nos revela un poco más de las ideas de Amber Case sobre el uso de la tecnología y su factor social, donde por ejemplo, Facebook vendría a cumplir la función de un fast food de la interacción social, acortando distancias y ahorrando tiempo:

[SC]: ¿Cuál es el rol de la tecnología entonces? ¿ser sólo una “habilitadora” para que el individuo confíe, donde sea y cuando sea, en las fortalezas de su comunidad?
[AC]: Al co-crearse a si mismo con un dispositivo digital, uno desarrolla una identidad en relación a otros. Esta identidad es interesante o no interesante. Si es interesante, una convergencia ocular, o un juego de atención virtual pueden unirse a una identidad virtual. Esto brinda a una persona una cierta cantidad de gravedad con respecto a otros. Las actualizaciones de estado de uno deben ser tecnosocialmente atractivas para los que las ven, o si no la identidad perderá gravedad. Las marcas, y de forma creciente los individuos también, buscan incrementar la gravedad. Muchos de ellos fallan. Aquellos que tienen éxito se convierten en personas útiles, orientadas al servicio, o en íconos del entretenimiento.

[SC]:  En un pasaje del “Manifiesto Cyborg” leo: “Un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción.” ¿En qué sentido entonces, hablamos de una “criatura de realidad social”? Entonces, de vuelta a la pregunta previa, ¿es posible que el cyborg sea por definición “social”? ¿es ese un aspecto clave de este acto de evolución?
[AC]: Ese es un muy buen punto. Los humanos son, por naturaleza, sociales. Cuando las computadoras se conectaron en redes, la tecnología se volvió social, no solo entre humanos, si no entre máquinas. En este sentido, la computadora es la portadora de la interactividad humana. La computadora ayuda a los humanos a ser más sociales y más inteligentes debido a que reduce la fricción de la interacción que existe en el mundo análogo. Transmitir información o buscar información es un acto social que ayuda a transformar los resultados de búsqueda en iteraciones más útiles para el siguiente investigador.

También nos da ciertas luces sobre el futuro según Case.

[SC]: ¿Crees que finalmente tendremos objetos “sociales”, capaces de interactuar con nosotros de forma natural? (A menudo pienso en cosas como el carro Google) – ¿Cuál sería su impacto en la sociedad?

[AC]: Creo que ya tenemos objetos sociales. Nos han dado interfaces que nos conectan a otros. En cierto sentido, ya estamos socializando con el dispositivo para poder socializar con alguien más.

[SC]: ¿Qué opinas del movimiento Humanity+, y en general sobre el positivismo tecnológico? ¿Crees que podemos esperar que esta transición, maduración, a un nuevo homo sapiens sea no-traumática? ¿Es probable que haya momentos en que este desarrollo podría detenerse o revertirse?

[AC]: Creo que el futuro será costoso, y que muchos no serán capaces de costeárselo. Algunos de los mejores tratamientos de salud, por ejemplo, requieren bastante dinero. Las mejores nuevas tecnologías siempre costarán un montón de dinero y se volverán rápidamente obsoletas.

Comentaba que el pasado mes de abril en Medellín, Colombia, tuve oportunidad de conocer a Amber Case. Bueno, esto se dio en el marco del evento Fractal’11, al cual asistió para dar una charla sobre ciberantropología que básicamente fue la misma del TED talk, pero ampliada. Si gustan pueden ver una serie de preguntas que le hicieron sobre el tema y otros relacionados acá. Pero antes de su charla pude conversar brevemente con ella:

En la bio que figura en el sitio web de Amber Case, se señala que «Su principal interés es el software para celulares, la realidad aumentada y la visualización de datos, así como reducir la cantidad de tiempo y espacio que le toma a la gente conectarse.» De hecho su tesis de grado se tituló «Cell Phones and their Technosocial Sites of Engagement.» Aparte de su sitio web, también lleva el sitio Cyborg Anthropology, un wiki que funciona como repositorio de diversos recursos relacionados con el tema, donde por ejemplo define al ciberantropólogo como:

Un ciberantropólogo observa cómo los humanos y objetos no humanos interactúan entre si, y cómo esto cambia la cultura. […] Así que este es uno de los aspectos que estudio, la idea de la tecnología móvil y sus efectos en las relaciones de la gente. […] Entonces estudiar cómo las personas interactúan entre si a través de estas pequeñas interacciones tecnosociales, versus sólo las interacciones análogas, es otro aspecto de la ciberantropología.

En este mes de octubre debe ponerse a la venta el libro de Amber Case: «A Dictionary of Cyborg Anthropology, A field guide to interface culture»:

¿Qué significa extender el cuerpo al hiperespacio? ¿Cuáles son las implicancias a la privacidad, información y la formación de identidad?
Este texto cubre varios temas tales como la compresión del tiempo y el espacio, recuerdos hiperenlazados, dispositivos de demanda excesiva, tecnología móvil, evaporación de la interfaz y cómo la tecnología está cambiando la forma en que vivimos.

Pero no todos están de acuerdo con ella. En el blog Cyborgology de The Society Pages, califican las «subjetividades» de Case como una poderosa forma de control social imbuido dentro de la lógica de los medios sociales, y manifiestan desacuerdo con el uso que Case le da al término ciborg.

(Primer desacuerdo: el ciborg humano como una invención reciente): Por ejemplo, una tecnología fundamental que estructura otras tecnologías construidas sobre ella es el lenguaje. El pensamiento post-estructuralista tiene tiempo enseñando acerca del poder del lenguaje para guiar el qué y el cómo piensa la gente, cómo los yoes se forman, cómo el poder se promulga, y más. Otras tecnologías, tales como la organización espacial (piense en las tecnologías de la arquitectura de un anfiteatro o de un panóptico) tienen un impacto profundo en los procesos mentales de los humanos. La mente humana nunca ha sido independiente de la tecnología, y, como tal, siempre hemos sido ciborgs.

(Segundo desacuerdo: nuestros yoes digitales como una clase de segundo yo): la noción de primer o segundo yo podría ser un falso binario. Para Case, el segundo yo es esa versión digital de nosotros en línea. Argumenta que tenemos que mantener constantemente este alter ego que siempre está conectado con otros. Y en esta frenética explosión de conecciones no nos estamos dando el tiempo de crecer, reflexionamos menos sobre quienes realmente somos y exáctamente cómo queremos presentar a nuestro alter ego en línea. “Los chicos hoy,” señala Case (Siempre me estremezco esperando lo que sigue a esa frase), se están volviendo “adictos” a cliquear botones. […] Pero Case debería darse cuenta que es por esto precisamente que su tesis es falsa. Los perfiles de Facebook están fuertemente anclados en el mundo físico, y nuestras interacciones fuera de línes son influenciadas por lo digital. La realidad en la cual existimos está crecientemente aumentada por átomos y bits, y esta realidad aumentada está habitada por un aumentado yo ciborg (lo cual es opuesto al lenguaje dual del primer y segundo yo).

Mas allá de estar o no de acuerdo con una u otra definición y/o tesis, la importancia de estos temas es innegable. A pesar de eso, en un mundo en el que coexisten humanos «ciborgs» y humanos aún en la edad de piedra (ciertas tribus no contactadas) y con los humanos entre dichos extremos que mantienen diferencias abismales en lo que respecta a educación, cultura y poder económico, es quizás aventurado decir que «todos somos ciborgs», en todo caso habría que poner en claro cual «todos». Y bueno, me gustaría seguir explorando el asunto pero ya será en otra ocasión. Si les ha interesado pueden revisar las webs referenciadas donde hay más información sobre la ciberantropología, también pueden visitar el Cyborgblog para mayor info sobre ciborgs, en un sentido más clásico del término.

La subtitulación de la entrevista que le hice a Amber Case fue realizada por Mariel, ¡gracias!

La imagen del post fue obtenida del sitio web Gamma Squad.

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